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Una moda que no se pierde

Un viaje a la historia: compra - venta de antigüedades en la ciudad

Pieza de mármol del 1870, de origen italiano (Foto: NOVA).

Por Gisela Sabatini, de la redacción de NOVA

La Plata esconde una infinidad de objetos antiguos, tesoros que están por todas partes: en los museos, los anticuarios, las ferias y hasta en las bibliotecas privadas, donde en general se encuentran los de mayor valor. Para los coleccionistas estos objetos son considerados una reliquia, y para los decoradores una obra de arte con vida propia.

Walter Pedro Nazabal, martillero público y dueño de El Viejo Mercado, está en el negocio de antigüedades desde hace más de 20 años. Además quiere traer a la ciudad un nuevo emprendimiento de subastas de obras de artes. “Acá en La Plata se hacen subastas pero de muebles viejos, de puertas, no así la que voy a hacer yo, que son subastas de cuadros originales, de obras originales y antigüedades también, con un cierto valor”, relató Nazabal a NOVA.

Hace 20 años su suegro empezó a mostrarle un par de piezas y comenzó a entusiasmarse con cada objeto antiguo y no pudo salir más de este maravilloso mundo: “Digamos no puedo abandonar la antigüedad, me gusta desde un frente, desde una madera, desde el cemento, me gusta todo lo que es antiguo y se mezcla con lo moderno”.

María Cecilia Tomassi, dueña de la Vieja Esquina, en dialogó con NOVA dijo que está en el negocio hace más de 45 años. “Mi papá era contador y no le permitieron por cuestiones médicas seguir trabajando, entonces puso primero un remate, y después la casa de antigüedades”.

Algo viejo, algo antiguo

Considerar a algún objeto una antigüedad es algo subjetivo, y depende del tipo de objeto. Por regla general las ferias de antigüedades exigen un mínimo de 50 años. Sin embargo hay excepciones, como por ejemplo reliquias tecnológicas ya superadas u otros objetos de los años 60, 70 y 80.

Las antigüedades son generalmente los objetos que demuestran un cierto grado de artesanía o cierta atención al diseño. Cualquier museo hace un uso considerable de antigüedades para ilustrar acontecimientos históricos y darles un contexto.

En cambio, para el dueño de El Viejo Mercado “una antigüedad tiene que tener un registro, una firma y un catálogo”, es que para él no es lo mismo algo viejo que algo antiguo “porque la antigüedad son los periodos de cuándo se hicieron, por ejemplo una fábrica que ya no está. Entonces se empieza a valorizar porque no está más, no la pueden reproducir, por lo tanto empieza a ser algo antiguo. Y algo que por ejemplo no es tan antiguo puede ser una pieza que hace 20 años atrás, es decir, todavía le falta la antigüedad porque no está catalogada, porque se siguen haciendo”.

Y agregó: “Lo difícil en la antigüedad es reproducir una pieza que la hizo un orfebre francés, con una firma francesa, volver a hacerla no se hace más. Después está el tema de la conservación de la pieza. Hay piezas que son antiguas y que están mal conservadas y que no valen nada, y hay piezas que son antiguas, que tienen su conservación y valen”.

Coleccionistas y decoradores

Las casas de antigüedades de la ciudad exhiben los objetos llenos de historias, y ocupan sus diversos rincones de los locales: “La venta de antigüedades hoy es una excelente inversión porque a la gente le interesa, hasta me llama la atención los jóvenes. A los jóvenes también les interesan, les llama la atención. Generalmente la gente joven cuando ve una antigüedad se para y le interesa, es importante eso. Creo que las antigüedades buenas siempre valen mucho, las buenas piezas, y es una buena inversión comprar”, explicó Nazabal.

También añadió: “Los jóvenes no compran, porque el joven hoy no puede comprar, ni tampoco está preparado para comprar, pero sí su ojo. Porque nosotros somos una comunidad que hemos venido de distintas generaciones de inmigrantes, entonces yo digo siempre que hay algo en la sangre, que uno trae en la sangre algo de los antepasados, entonces la antigüedad a los chicos como que le gusta algo, como que algo se les despertó, pero no les dieron un curso en la escuela, ni nada, pero veo como que llama la atención, como que gusta, no pasa desapercibido”.

En La Vieja Esquina “la gente te ofrece absolutamente todo, no hace falta que salgas a comprar nada, por ahí hay gente que sí, va a buscar, pero acá estando en pleno centro, no hace falta”. Tomassi contó que lo que más se vende son “adornos, sillas, mesas, bibliotecas, muebles chicos, mesita, arañas, o cosas de iluminación”, detalló.

Quienes más se acercan a comprar en el local son “decoradores, coleccionistas, o negocios también para vidrieras, si los coleccionistas también y la gente que le gusta las antigüedades”. Nazabal coincide en que “los clientes buscan de todo tipo. Dentro de los clientes están los que compran para su hogar y los coleccionistas. El coleccionista busca cámaras de fotos antiguas, postales, busca destapadores de cerveza, cosas raras, de colección. Y el que compra para su hogar es el comprador que busca un sillón y lo quiere disfrutar, lo tiene en su hogar, es una antigüedad y bueno esos son los compradores, entre coleccionistas y gente que quiere consumir porque le encanta”.

La antigüedad y la moda

Ponerle precio a una antigüedad varia por su estado, conservación, años de antigüedad, pero para Nazabal “el precio es difícil”.

“La antigüedad, yo lo relaciono siempre con la moda, viste que en la moda los por ejemplo cada década van implementando un cierto corte de camisa, un cierto corte saco, se usa dos botones, tres botones. La antigüedad vuelve y se recicla. Cómo es moda, también hay compradores de moda”, dijo Nazabal.

Y detalló: “Hoy por ejemplo se buscan objetos antiguos para casas muy modernas que les gusta el toque de antigüedad. Lo que se busca hoy son los sillones Luis XVI, los sillones con madera y eco cuero, se buscan los cuadros muy fuertes, muy decorativos, entonces eso ya es una moda, obvio. El colonial no se busca, entonces se retrasa, y el valor se va poniendo de acuerdo a la demanda que tiene, por ejemplo hoy también se busca los muebles muy patinados, pintados, cosa que yo no estoy con eso porque a mí me gusta la madera tal cual”.

Una costumbre que no se pierde

La compra – venta de antigüedades con el pasar del tiempo continua más vigente que nunca en cualquier parte del mundo. El interés por las antigüedades es tan fuerte que hay muchas organizaciones, publicaciones y programas de la televisión dedicados a este campo.

Las antigüedades tienen un valor histórico porque proporcionan sutilezas en los estilos del diseño y las vidas diarias de eras anteriores en la historia. A quien no le gustaría tener un pedazo de historia en algún rincón de su casa, porque viajar y redescubrir el pasado no es tarea complicada.

Invertir, coleccionar o decorar. Todo está a nuestro alcance. Solo hace falta acercarse a un anticuario y consultar a un especialista.

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