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NOVA estuvo en el Club Regatas de Ensenada

El Malón del Pirata estalló en las costas del Río a pura música, show y fuegos artificiales

El Malón del Pirata se vivió desde agua y tierra; una tradición que convoca a distintas generaciones desde hace 65 años. (Foto: NOVA).

Cerca de la medianoche, el río se apagó. En el Club Regatas La Plata se sentía el murmullo de los presentes, las embarcaciones que acompañaban la fiesta se perdieron en la oscuridad, solo permanecía el reflejo de la luna. De pronto, varias antorchas empezaron a arder en pequeñas barcazas. Chinchorros y falúas partían del monte con sujetos enajenados: era el inicio de la nueva edición del Malón del Pirata.

Desde hace 65 años se repite esta famosa tradición en la ciudad de Ensenada que convoca a miles de personas, de todas las generaciones. Los piratas, interpretados por algunos socios, arriban a la costa del Club arrojando bombitas y ondeando flamantes antorchas y banderas piratas de todo tipo. A su vez una defensa, en la que en sus filas se encuentran los soldados más jóvenes y valientes del Regatas, defienden las instalaciones del ataque.

Entre gritos de guerra, balazos de agua y humo de antorchas, un show de fuegos artificiales, bengalas y candelas iluminó el cielo. “Desde que soy adolescente que concurro a la fiesta. Hoy, lo hago con mis hijos, ya mayores, y mi esposa en velero. Nunca deja de sorprenderme”, sostuvo Aníbal Spadari en diálogo con NOVA.

Muchas familias y jóvenes vivieron la fiesta desde el agua, en embarcaciones de todo tipo y tamaño, donde también hay acción y guerra de agua. Otros, disfrutaron de la fiesta en el corazón del Club Regatas. Los autos fueron estacionados en una interminable hilera a la vera del camino de poco más de un kilómetro que une la avenida costanera Almirante Brown con el predio ensenadense de río Santiago y arroyo Doña Flora.

65 años que atravesaron a varias generaciones

Nacido como fiesta a la canasta entre socios a mediados de los años ‘50, con las mujeres aportando comida y los hombres bebida, el Malón sumó su sexagésimo cuarta edición con los ingredientes infaltables: fuegos artificiales, shows sorpresa, pistas de baile y música para todos los gustos, desde el rock de los años ‘50 hasta la electrónica contemporánea, pasando por el beat de los ‘60, la disco de los ’70, el pop de los ’80 y la cumbia villera, entre otros estilos.

Interrumpido hacia fines de los años ‘70, el evento volvió a Regatas en 1998; la serie volvió a suspenderse desde 2009 hasta el 2013, esta es la tercera consecutiva desde su regreso. Centenares de parejas se formaron en esas veladas; algunas de ellas siguen asistiendo con sus hijos.

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