Judiciales y Policiales
El auto robado apareció quemado en El Mercadito

Entradera fatal en Tolosa: intentó defender a su hijo y lo mataron

Gustavo Byadajian, cuñado de la víctima, no encuentra palabras para explicar lo que le pasó a Alfredo Alberto Coppari en su casa de en 1 entre 521 y 522. (Foto: NOVA).

Tres hombres armados arremetieron contra un joven mientras guardaba el auto en su casa. Los gritos levantaron a su padre, Alfredo Alberto Coppari, quien tomó un revolver y disparó al aire desde el interior de la vivienda. Los delincuentes respondieron con una balacera y escaparon con el Ford Ka del joven que luego apareció quemado a unas cuadras, en el Mercadito. Cuando el silencio volvió a ganar la escena, el hombre que intento defender a su familia yacía en el piso, sin vida.

Coppari tenía 54 años y era jefe de departamento en el área de contaduría de la Fiscalía de Estado. Vivía con su familia en 1, 521 y 522, donde sucedió la trágica entradera.

Gustavo Byadajian, cuñado de la víctima, aseguró en diálogo con NOVA: “No podemos creer lo que pasó, era un hombre laburador que no merecía esto”.

“En todos los barrios hay inseguridad, pero Alfredo me comentaba que en Tolosa estaba complicado, por eso había enrejado y estaba armado”, añadió a este portal.

La familia afrontó los segundos más terribles hasta que llegó la ambulancia que trasladó a Alfredo al hospital San Roque. Los médicos constataron que tenía un tiro en el pómulo derecho. Nada de lo que hicieron pudo salvar la vida de este hombre. Ahí mismo asistieron a Martín por la herida que le abrieron a culatazos en la cabeza.

En la escena trabajaron policías del CPC zona Norte, la comisaría Sexta y el gabinete de Homicidios de la DDI, todos bajo la instrucción del fiscal Fernando Cartasegna.

Como si fuese poco, investigan la relación de la banda con otros dos episodios violentos sucedidos en Barrio Norte. Los peritos levantaron vainas servidas de la pistola de los homicidas y proyectiles que impactaron en el frente de la casa, la ventanilla del Bora (que no se llevaron) y en la persiana. También secuestraron el revólver 38 de Coppari.

Entre lágrimas, Byadajian concluyó: “Ya no tengo más palabras, solo quiero que se haga justicia”.

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