NOVA Show
70 años sin perder el ritmo

Carlos Martino, el baterista con más trayectoria en la ciudad

El platense Carlos Martino toca la batería desde 1946. (Foto: NOVA)

“Tengo 83 años y llevo 70 haciendo ruido”, comenzó relatando a NOVA el baterista platense Carlos Martino. Y tras aclarar que en sus comienzos, a las bandas se les decía orquestas, recordó su primer escenario: “Un bar o confitería que estaba frente a la Estación, llamado Centroamérica”.

Allí –con 14 años en 1946– integraba un quinteto junto a tres hermanos y un amigo del interior, que tocaba el acordeón: “Estando ahí se había corrido la bola de que iban a abrir un cabaret en 46 3 y 4 (donde había una academia de baile) y necesitaban un conjunto chico. No sé cómo nos descubrieron, pero vino el dueño y nos llevó”.

Estuvo trabajando allí hasta el año 52: “Me fui porque se me venía el servicio militar encima, la cosa había cambiado. Integré la banda del Regimiento 7 de aquella época”. Con los suboficiales formó su propia orquesta, “la Santa Rita”.

“Tenías la orquesta de Benny Goodman, la de Gene Krupa (bateristas) y querías copiarle todo, antes se copiaba escuchando. Tenías Harry James, un trompetista increíble. Eran todas grandes bandas, con quince tipos, orquestas grandes”, definió el batero.

Y enseguida rememoró: “Mi primera batería eran cuatro tachos, ordinaria. Para colmo era una época en la que no entraban instrumentos. Usábamos parches de cuero que cuando había humedad, eran imposibles de tocar porque se te aflojaban. Platillos no entraban, era todo distinto. Si querías conseguir un parche bueno, necesitabas una ‘palanca’ que te lo mandara, sino no se conseguían”.

Su relación con Colombo

Martino continuó su relato contando que José Colombo –quien luego (1963) se haría famoso por fabricar excelentes instrumentos de percusión– lo reemplazó en el cabaret donde tocaba, momento en que comenzó una gran amistad.

En aquel tiempo, “el gordo Colombo conoció a un capitán de barco y se fue a Italia y España de polizonte. Cuando vino de toda esa gira, empezó a fabricar instrumentos. Cada vez lo hacía mejor y dejó de tocar. Yo cambié varias baterías cuatro o cinco, todas de él. El baterista nunca está conforme, le gusta cambiar las cosas, cambia platillos tambor, bombo. Para mi es porque cada vez hay cosas más lindas”.

El entrevistado admitió que se arrepiente de haber cambiado su primer batería y sobre la que usa desde hace un tiempo destacó: “Esta me la hice por pedido porque me gustan las medidas: el bombo de 20 pulgadas y el tom de pie de 16, que algunos están usando de bombo ahora”.

Actualmente, Carlos toca como hobby todos los días en el fondo de su casa, en un quincho donde tiene su batería junto a sus cuadros preferidos y otros instrumentos sonajeros de decoración. Vive con su esposa y su perra inseparable, que adopto de la calle y pasea por la plaza Belgrano.

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