Polémica skater: les construyeron pistas en los barrios, pero siguen eligiendo al Teatro Argentino
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El skate es un deporte que creció notablemente en los últimos años entre la juventud. La Plata no fue una excepción, por eso desde el municipio construyeron skateparks (pistas) en distintos barrios. A pesar de ello, muchos deportistas callejeros no abandonaron uno de los spot (lugares) donde se agrupaban junto al colectivo que practica esta actividad: el Teatro Argentino.
Allí empezó a cultivarse el sentimiento por este deporte extremo. El nivel de los skaters creció con el paso de los días, a toda hora entrenaban en distintos puntos de la ciudad, principalmente en el “point” 9 y 53. Esta situación generó la disconformidad de muchos vecinos del microcentro, que también aumentó con el tiempo.
En la jerga, “picar un ollie” es una de las maniobras principales: el salto de la tabla y la caída en el suelo genera un eco en las paredes del Teatro. La molestia de los vecinos perdura: “Hay carteles que prohíben que se practique la actividad, por algo le construyeron pistas”, disparó un hombre que vive en frente en diálogo con NOVA.
“No solo son los ruidos molestos a toda hora, provocan destrozos en las veredas, pintan todas las paredes con grafitis, toman alcohol y fuman cualquier cosa”, denunció una señora de la zona.
Desde otro lugar, cuando todavía no existían los skateparks, desde el Teatro defendieron a los jóvenes, señalando que "los chicos no están delinquiendo, por eso cuentan con nuestra autorización para practicar su hobbie en la esquina de 9 y 53, y además porque no tienen otro espacio adecuado para hacerlo. Este es un instituto cultural y es para todos. No se puede excluir a los jóvenes y sus prácticas culturales". Pero con la inauguración de las pistas, se colocaron carteles que prohíben la actividad.
Una de las últimas medidas fue vallar los ingresos a los espacios al aire libre del Teatro. También, las autoridades habían decidido cerrar con ventanales el espacio techado que representaba una plaza seca. Todas estas medidas no contaron con el visto bueno del equipo de arquitectos que encaró el diseño de la construcción del complejo artístico que contiene una de las salas líricas más destacadas de Argentina.
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