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Fútbol, negocios y escándalos en el 2006

Gimnasia-Boca: la trama oculta del partido en el que la pelota "se manchó"

La reunión secreta entre Juan José Muñoz y Julio Grondona y el “arreglo” no cumplido por el árbitro Daniel “Sargento” Giménez. NOVA te cuenta la versión “no oficial” de un episodio tristemente célebre.

La versión oficial de los hechos indica que el partido disputado en el Estadio Único de La Plata entre Gimnasia y Boca el 10 de septiembre del 2006 tuvo que suspenderse en el entretiempo por “amenazas” del entonces presidente tripero, Juan José Muñoz al árbitro Daniel “Sargento” Giménez; quien en un conflictivo primer tiempo había amonestado a 6 jugadores triperos pero también le había dado al “Lobo” un penal que el uruguayo Santiago Silva había cambiado por gol para que los de La Plata se vayan al vestuario con un 1 a 0 arriba.

No era un partido más. El Boca dirigido por Alio Basile -luego técnico de la selección nacional- llegaba a la capital bonaerense peleando la punta del torneo con Estudiantes -el cásico de barrio de los albiazules-, en medio de una ola de trascendidos y supuestas presiones para que los dirigidos por Pedro Troglio “vayan a menos” y así no favorecer a su histórico rival.

Aunque más alejada de la punta del certamen, la institución decana del fútbol argentino tenía chances matemáticas de pelear por lo mismo y gozaba de un equipo competitivo. El año anterior, en el 2005, Gimnasia había sido subcampeón del propio Boca Juniors. Contaba con un equipo en el que brillaban figuras como el arquero Carlos Fernando Navarro Montoya, Lucas Lobos -luego transferido a México- Nicolás Cabrera y Lucas Licht, entre otros.

El anecdotario indica que dos meses después, en la reanudación el encuentro, Boca lo dio vuelta por 4 a 1 –goles de Rodrigo Palacios, Martín Palermo y Guillermo Marino- después de que la barra brava tripera apretara a los jugadores mientras entrenaban en Estancia Chica para que, como se dice en la jerga futbolera, “vayan a menos”. La victoria igualmente no le alcanzó al equipo de la ribera para alzar la copa. Estudiantes le arrebató esa posibilidad en un partido final disputado en el estadio de Vélez Sarsfield.

Pero lo que en verdad motivó al ya fallecido ex presidente tripero a ir a golpear la puerta del vestuario de Giménez para amenazarlo, dista mucho de lo que el propio “Tuerto” –tal el apodo del millonario gremialista y empresario platense- puso como excusa después en los medios: el titular del Lobo argumentó que sólo le había reclamado al referí por la expulsión de Troglio: “Entiéndalo, hace poco se murió su padre (sic)”, dijo haberle reclamado. Aunque nadie le creyó, su verdad había sido escupida a modo de escudo protector.

Grondona, una reunión secreta, “sobornos” y un sueño frustrado…

La escena, transcurrida en la mansión que Muñoz poseía en la localidad de Villa Elisa bastante antes del encuentro disputado por triperos y auriazules, es pintoresca y el diálogo por demás elocuente:

-“¿Don Julio, nosotros necesitamos salir campeones este año, cuánto hay que poner?”, dijo, conocedor de los vericuetos del fútbol argentino y sin ponerse colorado el presidente de la institución de calle 4.

“Don Julio”, claro está, es el recientemente fallecido ex presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona. Quien fuera ferretero y amasara poder, influencia y fortuna en su histórica gestión al frente de la institución de calle Viamonte, había llegado a la morada de Muñoz a través de una invitación especial del “tuerto”, quien lo homenajeó con manjares y durante el encuentro se regocijó haciendo gala de buen anfitrión mostrándole las comodidades y lujos de su propiedad de una hectárea.

Vivo y previsor, el longevo ex vice de la FIFA persuadió al titular tripero de la “inconveniencia” de que un equipo considerado “chico” se alce con un campeonato:

-“Vos sabés cómo es esto Juan…”, lo atajó. “No conviene que Gimnasia salga campeón…, la publicidad, los contratos, los torneos internacionales (…) el negocio es otro”.

El fundador de Arsenal de Sarandí tenía un as en la manga. Un anciano de aparente perfil bonachón que lo acompañaba pese a no haber sido invitado al encuentro le sirvió de ejemplo.

-“Fijáte sino cómo les fue a ellos por querer llegar tan lejos…”, le dijo.

Se trataba del polémico ex presidente de Deportivo Español –después denominado Unión Española- Francisco Ríos Seonae, cuya institución desapareció del mapa después de ascender a primera y protagonizar varios torneos en la liga más prestigiosa de Argentina.

Aunque no consiguió su objetivo y el cónclave de Villa Elisa culminó “en buenos términos”, Muñoz no se quedó en el intento. Ambicioso y sabedor del poder persuasivo de su abultada billetera, días antes del tristemente célebre partido entre Boca y el Lobo “el tuerto” le ofreció al “Sargento” la nada despreciable suma de 20 mil dólares para que el árbitro favorezca al Lobo. El juez las aceptó.

Una vez terminado el primer tiempo en el que Boca buscaba batir el récord de 13 victorias consecutivas en el Único de La Plata, Muñoz se dirigió enfurecido al vestuario arbitral a reclamarle a Giménez por lo que consideró “una traición a un pacto establecido”. El presidente tripero tenía muchos defectos, pero según quienes lo conocieron, entre sus virtudes estaba “el respeto” por la palabra empeñada y ciertos “códigos” de lealtad ante los compromisos adquiridos.

Una historia de amenazas, aprietes, violencia y ambiciones frustradas se tejió en torno a un partido que es recordado por muchos “tabloneros” como “el día en que la pelota se manchó”. La célebre frase acuñada por Diego Armando Maradona en su despedida en la Bombonera, por supuesto, tuvo y tendrá otras tristes páginas en el siempre inefable libro del fútbol argentino.

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