Política
¿Quién banca a este oscuro personaje?

Gustavo López y su paso del Grupo Sushi al kirchnerismo de paladar negro sin escalas

Gustavo López, un símbolo del caradurismo político actual.

Aislado, como un sobreviviente del fallido experimento de La Concertación, que sumó radicales al kichnerismo e implosionó con el voto “no positivo” de Cobos, Gustavo López permanece aferrado en la Casa Rosada a su cargo de subsecretario general de la Presidencia.

No son pocos los que se preguntan cómo sigue ahí, y quién lo banca, sobre todo porque sus ex aliados en Forja, el sello que fundó en 2010, se alejaron del Gobierno por el ninguneo de Carlos Zannini en las listas para las elecciones pasadas.

La historia de Gustavo López, interventor del Comfer durante el gobierno de Fernando De la Rúa, es larga. Y ahora la reflotan quienes insisten en que ya debería estar fuera del kirchnerisnmo.

En 1983 fue funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín, como interventor del gremio de la carne. En el plano académico, ostentó el cargo de vice rector de la UBA en el periodo de Oscar Shuberof, procesado por no haber declarado nueve propiedades ubicadas en los Estados Unidos por un valor de 1.600.000 dólares.

Su gestión en esa casa de altos estudios está sembrada de dudas por la venta de títulos apócrifos. Como buen radical, en la militancia se ligó a la Franja Morada.

López fue uno de los fundadores del Grupo Sushi, la usina de ideas delarruistas donde compartió mesa junto a Darío Lopérfido, ex secretario e Cultura. En ese grupo también abrevaba el actual secretario de Cultura porteño, Hernán Lombardi, reconvertido a macrista.

Claro que Gustavo López ocupó ese cargo cultural en la Ciudad Autónoma bajo el gobierno de De la Rúa, a quien acompañó en la presidencia como interventor del Comfer.

Ya en tiempos K, fue vocero y operador de Julio Cobos como candidato a vicepresidente. Afiliado a la UCR, siempre se lo identificó con la rama conservadora de balbinismo.

Una semana antes del fallecimiento de Néstor Kirchner, Gustavo López conformo su propio partido político, Forja Concertación, buscando aliados en el radicalismo de Mar del Plata, San Isidro y Vicente López, entre otros distritos bonaerenses.

Pero sus aspiraciones partidarias eran y siguen siendo nacionales. En la provincia del Chaco, por ejemplo, lo representa el diputado provincial Raúl Acosta, señalado en los pasillos como un “mercenario político” que traicionó al ex gobernador Ángel Rozas, viejo caudillo radical, para aliarse a Jorge “Coqui” Capitanich en el frente “Chaco merece más”.

En el camino, López dejó a su mejor aliada política, Silvia Vázquez, que en la actualidad le sigue disputando en la Justicia el nombre del partido Concertación, dado que ella era la presidenta del espacio que le fue prácticamente “arrebatado”.

También tiene algunos aliados en Córdoba, Entre Ríos y Misiones, aunque en este último caso su armado se limita a Oberá, sindicada como la zona de mayor tráfico de bebes del país. Allí lo liga una estrecha amistad personal con el actual intendente, Ewaldo Rindflesich.

Los sectores más progresistas del oficialismo le reprochan su amistad con Luis Lazzaro y Susana Pachecoy, ligados a estafas comunicacionales y manejo de publicidad oficial junto a Ricardo Jaime y Pepe Albistur, y también al radiodifusor chaqueño de Presidencia de La Plaza, Fernando Tupac Amaru Brondo.

Gustavo López dice que pertenece a la izquierda del radicalismo. Sus adversarios lo acusan de “sobreactuar” su defensa a las minorías sexuales y las Madres de Plaza de Mayo.

Con sorna, algunos lo definen como “el hombre gris” del Gobierno, ex amigo de Aníbal Ibarra, con quien hoy está distanciado por los conflictos de éste con el ex presidente Néstor Kirchner. También le señalan su amistad con el vicepresidente del Banco Central, el ex radical Miguel Pesce. (No faltan los que insinúan que el funcionario hace alguna inversión en la construcción de su espacio).

“López es López –señaló a NOVA una fuente del kirchnerismo-, su impronta es la realización del camino a su diputación nacional o legislador porteño, jamás obtuvo un cargo por elección del voto ciudadano, jamás se animó a ir de frente, siempre como un paracaídas llegó y sigue en lugares estratégicos muy ligado al poder”.

Para responder la pregunta “existencial” de su permanencia al calor cristinista, muchos recuerdan que fue director de Radio Nacional y Canal 7. Su librito de la reforma a la ex ley de Radiodifusión -la 22.285-, hoy Ley de Medios, le paga el “acomodo” en diversos cargos gubernamentales, arriesgan algunos.

Actualmente, asegura pertenecer a la izquierda del radicalismo, y dice que integra el grupo que defiende a los homosexuales y travestis, además de afirmar que está ligado a las Madres de Plaza de Mayo. Una verdadera joyita y un fiel representante del caradurismo político de estos tiempos.

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