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En medio de las amenazas de cesanteo

UTEM pidió intervenir el Consejo Escolar de La Plata por irregularidades en sus funciones

María Eva Klein, secretaria general de la Unión de Trabajadores y Minoridad (UTEM). (Foto archivo: NOVA).

El pasado 14 de abril, Marina Franco, personal auxiliar suplente de la Escuela Media Número 2 de La Plata se presentó en el Consejo Escolar con fines de solucionar un problema personal mantenido con Catalina Campanella, auxiliar titular.

Esta última en reiteradas oportunidades le ofreció su tarjeta de crédito para efectuar compras y pagos. Tras la aparición de una supuesta deuda económica, Campanella sufrió una descompensación durante su desempeño en dicho establecimiento educativo.

Al notificarse de la situación, Franco se comunicó telefónicamente con la mujer para conocer su estado de salud. La hija de Campanella, Paola, respondió al llamado y amenazó a la portera, haciéndola responsable de la situación de su madre.

Intentando encontrar una solución al conflicto, Franco se dirigió al órgano dependiente de la Dirección General de Cultura y Educación. Allí, la secretaria María Silvia Vega Newbery evaluó el caso y decidió el cese de sus actividades.

Tal como figura en el acta labrada y firmada por la consejera, se “evaluará la posibilidad de la señora Franco de volver a tomar el cargo y continuar incluida en el listado de aspirantes con prohibición de tomar cargo de reemplazante”.

Ante esta situación, María Eva Klein, secretaria general de la Unión de Trabajadores y Minoridad (UTEM) manifestó a NOVA que el accionar de la institución fue “negligente”.

“Este tema tiene que resolverlo la Dirección General de Escuelas. Es algo que los excede porque es un tema personal. El Consejo tiene prohibido el cese de los trabajadores; en los últimos 15 días intentó cesantear a diez compañeros”, señaló Klein.

En tanto, Lucía Zilli, delegada de UTEM, indicó a este medio que Franco interpuso mediante su abogado, Luis Marcelo Ballesteros, un recurso de revocatoria y jerárquico en subsidio en contra de la decisión. “El acta es ilegal y antijurídica, viciado de nulidad, ya que carece de una correcta relación de los hechos en los que se basa”, estableció la denunciante.

En el recurso de revocatoria, la auxiliar expuso que “el cese de mi cargo configura un acto de manifiesta ilegalidad, ya que no he recibido juicio de reproche o cuestionamiento en mi labor” y agregó que en la fecha en que se dispuso el fin de sus tareas se encontraba bajo el régimen de licencia por enfermedad.

Asimismo, detalló que su puesto de trabajo se encuentra protegido por los Tratados Internacionales de Derechos Humanos incorporados a la Constitución Nacional, la Constitución provincial, las prerrogativas de la ley 13.688, la ley provincial 10.430 y por el Decreto de Procedimientos Administrativos.

“El hecho que se dio entre estas dos mujeres es netamente personal y extralaboral. El Consejo no tiene injerencia”, remarcó Klein, al tiempo que advirtió que las irregularidades son habituales en el órgano educativo por lo que “debería ser intervenido”.

Abuso y amenazas

El 16 de este mes la consejera Newbery recibió en su despacho a los auxiliares de educación, Leonardo García y Silvia Villa, quienes habían sido citados por la directora de la Escuela número 126, Silvia Fauroux.

García, quien ingresó al establecimiento en función de portero, fue designado por la Dirección como cocinero sin tener experiencia en el área. A pesar de esto, aceptó el trabajo aunque elevó al Consejo Escolar una queja por tener que cocinar para más de 90 personas cuando, al no contar con un ayudante, debería hacerlo para un máximo de 49.

Tal como denunció UTEM, desde el organismo educativo “amenazaron al agente con cesantearlo” si no se comprometía a atender las indicaciones de la directora en cuando a la cantidad de cupos diarios de almuerzo.

“Para empezar, el auxiliar tiene que cocinar de acuerdo a lo que establece el reglamento; no lo que le pide la autoridad”, señaló Zilli.

En el caso de Villa, Fauroux le exigió que debía realizar su tarea y la de una compañera que, por motivos desconocidos, no concurría a trabajar.

En el acta firmada por Newbery la portera acordó “respetar las normas de higiene” y “abocarse diariamente a su tarea”.

En este sentido, la representante de UTEM reiteró que si el personal no acata las órdenes del Consejo “son amenazados”. Y sentenció: “Los auxiliares firman las actas por miedo”.

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