Saliendo de Brandsen hacia Capital, sobre el margen izquierdo del km 60,5 de la ruta 210 se emplaza el que sería el último barrio del distrito antes de cruzar a San Vicente: Las Acacias. A la derecha, entre la ruta y las vías del ferrocarril Roca, aunque el paisaje parezca casi rural, existen dos motivos más que suficientes para que ese lugar deje de llamarse “Las Acacias lado Este” por una mera identificación catastral y tenga nombre propio: Paraje Teniente Origone.

Y es que allí, además de ubicarse el sitio donde encontró la muerte el primer mártir de la aviación militar argentina, también existen vecinos que lucharon varios años para que esas tierras no les sean arrancadas de las manos por un negocio un tanto extraño.

Si no hubiese sido por la lucha de las familias que allí viven esos terrenos que completan casi mil lotes hubieran sido vendidos por una persona que no era dueña de los mismos a un precio tan irrisorio como inaudito: diez pesos por cada lote. De haber sido así, hoy ese lugar sería un punto para la carga, descarga y distribución de materiales de construcción provenientes de una cantera de Tandil que fue sancionada por voladuras en esas sierras.

Esas tierras fueron alambradas en su totalidad de la noche a la mañana, cercando espacios públicos, las casas de quienes allí vivían y hasta el monolito que marca el sitio exacto donde murió Origone. Hoy, a casi cinco años de ese atropello que no prosperó pero que tampoco dejó responsables claros, la realidad de este lugar es otra ya que los vecinos que siempre vivieron allí han logrado que, además de asegurarse como propietarios de cada uno de sus lotes, el Concejo Deliberante le otorgue al lugar el nombre de Paraje Teniente Origone.

“Se cumplió una cuenta pendiente que tenía con el Teniente Origone”, comentó a NOVA la vecina Mirta Izetta, tras la sesión del Concejo en la que se le hizo entrega de un diploma en el cual consta esta nueva denominación, agregando que la situación allí ya está normalizada.

“Es una necesidad la imposición de un nombre a este lugar”, manifestó el Concejal Paz durante la sesión deliberativa, mientras que, por su parte, el edil Gastón Arias recordó que “este barrio que cada día crece más, no ha pasado por buenos momentos, no han sido fáciles algunos años donde ha habido algunos atropellos”, agregando que “es un orgullo que tengan su nombre e identidad por la que tanto lucharon”.

Malos recuerdos

Años atrás, los vecinos que vivían sobre la franja Este entre los kilómetros 61.200 al 60.500 de la ruta 210 se alarmaron por los extraños trabajos de alambrado (púas incluidas) en el paraje de referencia, convirtiendo una mensura de 69 manzanas con 1000 lotes, de titulares independientes, en lo que se mostraba como única propiedad.

Así los vecinos denunciaron que tres personas identificadas como Raúl Beltrán, Alfredo Fabián, y otro de apellido Blanco, iniciaron trabajos de alambrado, siendo visitados durante sus labores y a la finalización de la obra por Daniel Cappelletti, en ese entonces secretario de gobierno municipal, quedando cerrado todo el perímetro, incluyendo 18 calles de circulación interna, una plaza pública, una reserva fiscal de una hectárea, un canal de 500 metros y la referencia histórica del Teniente Origone. Se instalaron también carteles con la leyenda de propiedad privada y algunos vieron a custodios que portaban armas.

Cuando lograron saber de qué se trataba, la alarma se encendió aún más ya que allí se tenía estipulado realizar un Puerto Seco para carga, descarga, logística y distribución de materiales de construcción por lo que, por supuesto, no había lugar para los vecinos que allí estaban.

Detrás del proyecto estaba Juan Carlos Cantó, dueño de la firma Cerro Federación, la cual en Tandil fue sancionada por voladuras que causaron un marcado impacto ambiental en las sierras. Aparentemente, la idea era aprovechar el lugar estratégico de esos terrenos que están entre la ruta que va hacia Capital Federal y las vías que llegan hasta Tandil para distribuir los materiales provenientes de la cantera.

Lo sugestivo fue que Canto y su socio Marín compraron la posesión de estos terrenos a César Raúl Beltrán, un vecino de la zona que está fuertemente ligado a la UCR local. En el proyecto presentado al municipio se afirma que el predio previsto para el desarrollo del proyecto “fue motivo de posesión durante largos años por parte de Cesar Raúl Beltrán, quien mantuvo la zona, mejoró el perímetro, mantuvo la misma libre de asentamientos precarios, crió algún ganado, realizó plantaciones de árboles, bajada de energía eléctrica, etc.”.

Además, agregó que consta una cesión de derechos y acciones posesorios en la cual César Raúl Beltrán le cede a Juan Carlos Cantó y Gustavo Marín “la totalidad de los derechos y acciones posesorios que tiene y le corresponde” sobre casi mil lotes por el precio total de 10 mil pesos, lo que sería 10 pesos por lote.

Sin dudas era llamativo que un hombre ligado al radicalismo (oficialismo en Brandsen), que en los padrones figuraba como carpintero y se le conocía una precaria propiedad en la cual juntaba chatarra venda esos terrenos supuestamente suyos a un precio prácticamente inexistente a un empresario oriundo de San Vicente y primo de Federico Canto, quien se postuló como candidato a diputado Provincial por la UCR.

Finalmente, gracias al accionar de los vecinos y la toma de estado público del tema, ese proyecto se abortó y los vecinos pudieron seguir teniendo lo que siempre les correspondió, lo que hoy se llama Paraje Teniente Origone.

Sobre Origone

Los vecinos del paraje han confeccionado un cartel indicador para que sea colocado en ese sitio donde encontró la muerte el Teniente Manuel Félix Origone, quién con sólo 22 años de vida tuvo una actuación destacada en la aviación nacional, uniendo en avión Buenos Aires con Mar del Plata. Es así que cada 19 de enero, fecha de su muerte, se rinde homenaje a los muertos en la aviación militar argentina.