"Escribo sobre las pocas cosas que me interesan: el hombre frente a la noche, el frío, la incomunicación, los pesares, la tierra". Sobre eso rasgueaba Atahualpa Yupanqui, con ese espíritu de artista de las pampas que describía como nadie las historias que unen al hombre con el paisaje, con la tierra. Él, como nadie, podía entender y escribir sobre ese frío y esos pesares con los que se tiene que enfrentar día a día el peón rural.

Y en el arte de sus palabras, donde se plasma ese entendimiento tan inmenso como su amor por las cosas que escribía, se hubiera podido explicar infinitamente mejor que en este artículo, por qué en el siglo XXI la explotación al trabajador de la tierra sigue siendo tan despiadada como en sus años. Porque si una pizca del interés que Don Ata tenía en esas cosas se hubiera desperdigado en muchos de los "patrones" y en quienes dicen defender al trabajador rural, la situación sería otra. Pero nada cambió.

Así lo detalló, en diálogo con NOVA, Elba Merola, representante de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) en Brandsen, quien advirtió que “la situación está muy mal en lo rural. Para los patrones no, para los trabajadores. Desde noviembre que no aumentan los sueldos y la vida aumenta día a día. No digo con eso que todos los meses van aumentar los sueldos, pero por lo menos cada tres meses. Además, es el salario más bajo que hay".

Cabe señalar, que el sueldo en bruto (quitando descuentos) para los peones rurales que tienen el privilegio de estar en blanco, es de 1700 pesos. "No alcanza ni para comer", afirmó Merola.

Ante esta situación, Elba criticó con dureza a los pesos pesados de UATRE: "El accionar del gremio es lamentable. Es lamentable que nuestro gremio, que es muy rico en dinero, tiene turismo, tiene muchas cosas buenas, cosas de la obra social, pero con los sueldos me da lástima tener un gremio pobre en esfuerzo".

En este sentido apuntó al secretario general de su gremio, Gerónimo "Momo" Venegas: "Lo que pasa que Venegas no se trata con la gente que yo trato todos los días. Los trabajadores que atiende diariamente en su oficina se sienten mal ante el gremio por los sueldos. Si bien dicen que hay que trabajar ocho horas, pagar extras, sábado medio día, domingo franco, eso no se cumple y son muy pocos los que lo reclaman".

En Brandsen

En cuanto a la situación del peón de campo en Brandsen, Merola subrayó que "hay muchos trabajadores en negro pero tampoco quieren que una llame a inspectores porque me dicen 'si me echan, a dónde voy'. No tienen casa, no es fácil", reconoció.

A su vez, señaló que el problema más recurrente dentro del distrito de Brandsen lo tiene "el que sería encargado, que generalmente figura como peón y se le paga como peón. Es lamentable. Hay un montón de casos en Brandsen. Algunos están conformes, otros no y le reclaman. Les decimos que acá tenemos abogado, asesoramiento jurídico y todo gratuito. Se les manda una carta documento y a algunos les parece y llegan a un acuerdo, otros no. 'Si te gusta quedate y sino ya sabés'". Estos casos suelen darse en grandes establecimientos en los que la cara visible ni siquiera son dueños, sino administradores.

Consultada acerca de si alguna vez intentaron acercarse a dialogar estos temas con la Sociedad Rural de Brandsen, Merola fue categórica: "No, porque la gente de la Sociedad Rural está en otra. Los que mandan, los de arriba, están bien y los demás son peones y chau. Así de clarito".

Además, denunció que en la entidad ruralista brandseña "hay trabajadoras administrativas que hasta hace muy poco estuvieron como peón rural y ahora han pasado a ser administrativas. Acá los tengo registrados", aseguró.

En el olvido

Pero ése no sería el único caso en que una administrativa sea pasada por otro rango para cobrar un sueldo inferior. Elba, quien es la única persona que desempeña las tareas administrativas en UATRE Brandsen, tampoco figura como administrativa, sino que "somos 'colaboradores gremiales', entre comillas, porque yo vine a trabajar para OSPRERA (la obra social del gremio). Cuatro años de contrato, un año y medio en negro, después cuando hubo un juicio de un misionero a UATRE nos terminó blanqueando el gremio, ganando un sueldo mínimo. En OSPRERA ganan un poco mejor, y sin embargo lo que atiendo más acá es OSPRERA", recordó.

Al igual que muchos de los trabajadores que van a su oficina a reclamar, Elba tampoco recibe su ropa de trabajo. Pero eso sería lo de menos. Con casi 3000 afiliados en el distrito, más algunos que se suman de municipios vecinos, ella no da a basto sola.

Sin embargo, y más allá de sus constantes reclamos al sindicato, "no quieren blanquear a otro" y agregó que su oficina "se llena todos los santos días, y acá no es una panadería que se llena y van a otra, tienen que venir acá sí o sí. Y solamente estoy yo para todo, así que de repente te sentís mal. Acá por lo menos necesitamos tres. Si trabajo ocho horas no hago nada y horas extras no cobro. Si lo hago es por la gente que lo necesita. De las 7 de la mañana a las 19 por un sueldo miserable. Un poco peor de lo que gana un peón rural".

"Estoy totalmente decepcionada", contó Elba mientras la tarde empezaba a caer en la sede de UATRE Brandsen, donde pasa más tiempo que en su casa. Y es que no es para menos. Se siente olvidada por "los grandes" del gremio, así como muchísimos de los peones rurales que, a pesar de saberse sin un respaldo gremial fuerte ante el patrón, saben que en ella pueden encontrar alguien que dará todo de sí para encontrar la solución.

Porque, tanto a ella como a los trabajadores rurales, la indiferencia de quienes tienen el poder no los va a detener. Quizás sea como dice Atahualpa: "Si nada me dicen, sigo caminando, que es quizás el signo determinante de mi destino. Caminar, caminar siempre".